lunes, 24 de agosto de 2009

Itinerario hacia Dios


El Padre permite que el hombre vaya rodando por las laderas del precipicio hasta acabar en el barranco profundo. Ahí, el hombre, derrotado pero no aniquilado, no distingue a su alrededor otra cosa que soledad y ruina porque todas las columnas se hicieron polvo. Y así, impotente y desnudo, el hombre se convierte en materia maleable, y va entando sin esfuerzo y con naturalidad en un estado de sumisión. En este momento el Padre extiende la mano al hombre y lo va levantando hasta las cimas más encumbradas. La historia se repite. Es la pedagogía divina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario